Siempre he creído que una verdad tiene dos versiones, interpretaciones que provienen de experiencias distintas, sí, difícil de lograr una armonía entre ellas.
«Te amo, lo sabes, pero los
dos sabemos que el amor no es suficiente para el futuro de nuestra relación»,
le decía ella con lágrimas en los ojos.
¿Por qué con frecuencia
hacemos a un lado la razón por las emociones? El intento y el esfuerzo no tienen
sentido, mucho menos cuando ya conoces las partes irreconciliables de los dos.
La tolerancia, comunicación
y paciencia son muy efectivas, pero jamás están en la línea de mantener
suspendida tu personalidad por el bien de otra.
El fundamento de una relación
es el querer de los dos, conciencias independientes que jamás pierden su propia
identidad, donde el amor lo hace todo mágico y perfecto; donde el esfuerzo y el
sacrificio no tienen lugar.
Saber reconocer a tiempo
puede ser muy triste y doloroso, pero más cuando te olvidas de ti mismo por
décadas, tan solo por un erróneo concepto de lo que otros interpretan como
matrimonio.
El amor no es suficiente,
aunque al principio pareciese que sí, los pequeños detalles siempre terminan
por minarlo todo, es entonces cuando retornamos a la razón, quizá nunca debimos
de haberla olvidado.
La razón, esa enorme capacidad
de analizar y profundizar en el conocimiento de uno mismo, nos lleva a decidir,
nunca la olvides. Decidir duele, pero más duele cuando los años han pasado sin
ser tú, sin estar donde tú quieres estar.
Te quiero
Juan M. Castro
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