«Te amo, te necesito y lo
eres todo para mí», le dice mirándolo a los ojos y lo besa intensamente, luego
se marcha al trabajo.
Durante el camino, algunos
malos vecinos homofóbicos le hacen muecas al mirarlo, quizá por su estilo tan
diferente de proyectarse, ellos sabían que eran homosexuales, aprovechaban cada
momento para hacerlos sentir rechazados.
«¿A dónde nos iremos? No
podemos pagar en otro lugar, ¡cabrones!», decía en su interior, intensas
emociones experimentó en el estómago.
Corazones lastimados,
parejas incomprendidas y almas generosas que viven lo que son, sin pretender
algo distinto de su realidad por la simple aceptación.
No te escondas, no lo hagas,
en la constante coherencia de quien eres encontrarás la fuerza, serás libre,
porque eres tú mismo.
Aquella noche jamás la podré
olvidar, tan solo había invitado a
algunos amigos, pero para la medianoche mi casa estaba llena, todos
bailábamos, reíamos y éramos felices, sin imaginar que sería la última vez que
estaría con uno de mis mejores amigos.
Asesinos emocionales, sí,
eso es lo que a veces la ignorancia, la intolerancia y la religiosidad sin Dios
hace de los seres humanos, llevándolos a lastimar a otros por su preferencia
sexual.
Con frecuencia en la noche
recuerdo aquellos tiempos de fiesta, no todas las personas son fuertes para
manejar el rechazo familiar, algunas simplemente se suicidan.
Las difíciles experiencias de la infancia y el
rechazo de los padres son los mejores ingredientes para asesinar a un hijo.
Jamás sientas vergüenza por
ser tú, jamás dejes de decirle a tu hijo que lo amas.
Te quiero
Juan M. Castro
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