lunes, 9 de junio de 2014

Tiempos




«Era hermosa y justa, todos la conocían, pero en el tiempo los comprometía y decidieron olvidarla; su vida le fue arrebata,  fue la voluntad y el regocijo de su verdugo, su cuerpo olvidado en el bosque, alimento para los animales. Indignación y dolor para quienes descubrieron la verdad, cuando ya era demasiado tarde». «Tiempo de lucha», gritaban las conciencias, pero a muchas de ellas el miedo las silenció.
 
 
El abuso, la manipulación y la mentira disfrazada en nombre de Dios, ya es algo intolerable, son formas que pareciesen que siempre han existido y que no se pueden erradicar, pero realmente sí se puede y es denunciándolo.
El pueblo de Dios no son los católicos y tampoco las comunidades cristianas independientes, es todo aquel que no olvida al que está a su lado, el que es capaz de ser considerado con el necesitado y que jamás el juicio precede como estimulante para dejar de ayudarlo.
El mensaje de Cristo es muy claro y sencillo, no se pierde en conceptos teológicos y filosóficos que en mucho ayudan a la enseñanza, pero con frecuencia son utilizados para encontrar justificaciones en formas que contradicen al mismo maestro en la práctica de la vida personal.
Siempre he creído que la inteligencia y el sentido común nos llevan a la libertad, saber ver con claridad y reconocer los hechos, quizá sea una de las grandes semejanzas que tenemos con Dios, conocer la verdad públicamente, no con miedo y confusión en nuestro interior.
«Esa noche caminaba en la oscuridad, entre los arbustos escuché su llanto, se trataba de un niño, estaba lastimado, abusado y quebrantada su dignidad, creí que lo podía ayudar, pero realmente era yo mismo», mis reflexiones.
Cuando el miedo y la culpabilidad se van, una gran fuerza nace en el interior, un gran deseo por la búsqueda de la verdad se apodera y ya nada lo puede parar.
Casi nada está dicho, las grandes verdades y la esencia misma de la vida no pueden radicar en este breve recorrido por el mundo.
Los seguidores siempre se inspiran en su maestro, son fieles a sus palabras y utilizan todos los medios disponibles para profundizar en su verdad que es un compromiso social, sin importar las consecuencias.
Te quiero
Juan M. Castro

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