«… ya que para
hacerse del poder han despojado a la realidad el reconocimiento de su verdad,
han hecho de ella una interpretación diferente y muy conveniente para los
intereses personales o de un grupo».
Es incuestionable
que quien goza más de conocimientos podrá entender a profundidad y explicarse
mucho mejor, quizá con el privilegio de tomar mejores decisiones, pero no
necesariamente para un bien común, ya que sin el reconocimiento de la verdad
todo adquiere matices diferentes, manipulados y expuestos a los propios
intereses; este factor es muy propio de la esfera política y religiosa a lo
largo de la historia, ya que para hacerse del poder han despojado a la realidad
el reconocimiento de su verdad, han hecho de ella una interpretación diferente
y muy conveniente para los intereses personales o de un grupo.
La diversidad
social no debería considerarse una amenaza para el reconocimiento de la verdad,
pero sí lo es la deshonestidad y la simple intención de alterar los hechos para
un beneficio propio.
¿Será posible
asesinar a tu propio pueblo y decir que lo gobiernas con justicia y equidad?
¿Será posible
asesinar a tu pueblo y decir que en tu país se hacer valer el estado de
derecho?
¿Será posible
creer en Dios y engañar a los demás?
¿Será posible
amar a tu pareja y despojarla de lo que por derecho le corresponde?
¿Será posible un
día reconocer la verdad, la diversidad y el sentido último de la vida?
¿Será posible
que ames a tus hijos y los trates con humillaciones?
¿Será posible
que la tradición tenga mayor valor que una verdad?
¿Será posible?
La fuerza de la
verdad siempre se ha hecho realidad y lo transforma todo, pero en el tiempo,
entonces lo importante es no guardar silencio.
Te quiero.
Juan M. Castro
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