« Me siento
atado a ti, eres una bacteria en mi interior, no es resentimiento, es
impotencia, seguiré hablando de ti hasta tu muerte, la mía o hasta que me
asesines de nuevo, quizá Dios tenga misericordia de mi y me cure de esta horrible
enfermedad que lleva tu nombre”
Nació con el
llamado, con la vocación para proteger a los sacerdotes pederastas, abogar por
los corruptos y poderosos cuando anden en problemas.
Dicen que nació
con el llamado, pero nunca me dijeron para cual, porque tan solo recuerdo que
nos jodió la vida a todos aquellos que estuvimos cerca de él, pero hoy debemos
de besar su anillo y hacerle reverencias; me dijeron que supuestamente él representa
a Dios, a la voz de la Iglesia que es Cristo, pero creo que representa muchas
cosas más.
Don Rafael Romo
Muñoz representa al Dios que no es justo y que permite que otros abusen de los
débiles, que abusen de ellos hasta quebrantarlos, como lo hizo conmigo, con
muchos otros amigos míos que amo y otros no amigos que respeto mucho.
La verdad es que
no creo que Dios necesite embajadores tan absurdos, corruptos y mundanos con
rostro de santidad, ¿acaso lo necesitamos a él para suplicar, orar y platicar
con Cristo? Los seres humanos siempre terminamos manipulando e interpretando de
manera distinta, hemos convertido a Dios en el mejor instrumento para mover y
manipular las masas; para los propios intereses, para llenarnos de prejuicios que
tan solo nos hacen la vida adversa y confusa, cuando realmente Dios quiere algo
muy distinto.
«¿Por qué me
condicionas?», en ese momento sabía que las consecuencias ya me habían
alcanzado, por haber cuestionado al dignísimo Don Rafael Romo Muñoz, otros simplemente
le llamaban “Señor Obispo”. Jamás me imaginé tener ese valor y fuerza, mucho
menos cuando tan solo tienes 24 años, ya no tenía otra alternativa, de lo
contrario tendría que bajar la cabeza y mantener la poca dignidad que me
quedaba, entonces supe que todo estaba perdido para mi, tenía que huir como un
criminal, una hormiga frente a un elefante, hoy todo es muy distinto.
Rafael Romo
Muñoz, no todas tus decisiones son guiadas por el Espíritu Santo; cuando uno
reconoce la propia miseria, cuando sabes que la confusión y la oscuridad del
mundo que te rodea te está comiendo, entonces es mejor partir, irte; de alguna
forma el verdadero Dios te cuidará, aunque en el momento no lo veas así, aunque
te sientas solo y abandonado.
Te estoy hablando
a ti Rafael Romo Muñoz, no eres el demonio, mucho menos yo soy un ángel, pero
tú eres un obispo, el líder espiritual de una gran cantidad de personas, pero a
muchos nos has dañado casi al punto de la destrucción, sabes perfectamente de
lo que hablo.
Me siento atado
a ti, eres una bacteria en mi interior, no es resentimiento, es impotencia,
seguiré hablando de ti hasta tu muerte, la mía o hasta que me asesines de nuevo,
quizá Dios tenga misericordia de mi y me cure de esta horrible enfermedad que
se lleva tu nombre.
Al final, tan
solo se termina la novela y se cierra el libro, entonces la realidad se hace
presente. Que Dios tenga misericordia de cada uno de nosotros.
Las palabras y las
personas se olvidan en el tiempo, pero la verdad siempre se hace presente,
permanece en la conciencia de generaciones y generaciones.
Nos volveremos a
ver la cara, te lo aseguro.
Juan M. Castro
No hay comentarios.:
Publicar un comentario