Buenos tiempos mi querido amigo, quizá sea lo único que pueda hacer, el solo hecho de desearlo, ya que todo depende solamente de uno.
Cuando cierro los ojos
pienso en mi infancia, en mis amigos y aquellos momentos de amor imposibles de
olvidar. A veces pareciese que el camino de la vida ya está marcado por las
decisiones que tomamos en la juventud, por lo que hemos hecho para prevenir un
gran futuro, pero no es verdad, nada está asegurado y hecho.
Hoy recuerdo aquel día
cuando abandoné el seminario, estaba lleno de emociones que me confundían, sí,
es muy doloroso apartarse de lo que hasta el momento lo ha significado todo. En
estos días he escuchado hablar que han suspendidos a varios sacerdotes en
Tijuana, directamente por órdenes del Vaticano, esto me ha impactado mucho.
«¿Será el final?», me
preguntaba en aquel oscuro día. ¿La verdad? La verdad es tan amplia que a todos
abarca, que si las decisiones por ella se tomasen, entonces las consecuencias
serían para todos. Quizá sería mejor hablar de VERDADES ENCONTRADAS, cabezas
que siempre tienen que ser sacrificadas, pero obviamente hay muchas más.
En la diócesis de Tijuana
hay un sacerdote que ha comenzado una gran revolución, no necesariamente
inspirado por Dios, sí, se llama EDUARDO ORTIZ (el médico), el mismo que fue
rector del Seminario de Tijuana, un sacerdote hipócrita y con doble moral. En
mis primeros años del seminario lo encontré accidentalmente haciendo algo, algo
de lo que no se cansa de incriminar ahora a sus hermanos sacerdotes, es una
lástima para la Iglesia que sea un sacerdote.
Nada está escrito, nadie
representa la justicia de Dios, ya que Dios no necesita de embajadores. Cuando
el egoísmo, la homofobia y el poder, son los estimulantes, nada, nada bueno se
puede ver al final del día.
Te quiere.
Juan M. Castro
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