«Quizá por mis problemas y enfoques para procesar las
situaciones no lo había considerado cuando estaba sucediendo, pero siempre en
el tiempo, aunque algunas veces tardíamente, pero termino entendiéndolo;
siempre hay algo de verdad en lo que se dice, pero en medidas diferentes», me
repito con frecuencia para no olvidarlo.
No me asusta lo que puedo escuchar o lo que otros
afirman, más lo que doy por hecho como una verdad en mi interior, me asusta
porque esto redefinirá y limitará mi vida si no hago algo al respecto.
Influencias, hay mucha información y poca profundidad en
lo que se dice o afirma, quizá sería más prestar atención en la esencia y
tristemente no en el desarrollo, para poder así capturar la idea, una verdad en
medio de un vacío de contenido y de intenciones contradictorias.
Dios y la institución familiar son las dos grandes
víctimas de esta influencia; una manipulación de creencias y prejuicios
históricos que han distorsionado la realidad, ¿cuántas verdades se esconderán?
Muchas, mucho estamos dejando de ver.
Siempre la constante transformación interior será un
imperativo, entonces jamás bastará el pretender que lo hemos entendido, la
fuerza de la verdad se hace presente y nos conduce a nuevas decisiones.
Te quiero.
Juan M. Castro
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