martes, 28 de mayo de 2013

La búsqueda



¿Dónde puedo encontrarte?
Hay tanto que quisiera contarte, todos esos años en una constante  e intensa búsqueda, quizá fue lo más honesto de mi parte, hasta que lo encontré, sí, por décadas los responsabilicé, en medio de mi oscuridad les preguntaba lo mismo, pero sin lograrlo, «¿Dónde puedo encontrarlo?». 
 
Lo busqué en todo lo que se presentaba, entrando en un círculo negro y profundo, quizá con satisfacciones, pero tan etéreo, que con el ocaso de cada día el vacío resurgía con mayor fuerza. En eso que muchos buscan, creyendo que lo da todo, yo también lo tuve, quizá demasiado, lo aproveché en la más perfecta sintonía con mi personalidad y  necesidades, pero no era suficiente para saciarlo, lo perdía con frecuencia, era mi constante, ¿dónde puedo encontrarlo?  


Como una maldición, lo más bello moría, sí, necesitaba desesperadamente algo para retenerlo, pero como no lo conocía, no sabía donde encontrarlo. Construir y llenarme de esperanza, para después destruirlo, era lo más terrible que me estaba sucediendo, un sufrir de muchas maneras el mismo dolor, algo que no dejaba de suceder y a lo que me estaba acostumbrando. Mis pensamientos empezaron a incorporarse en el ciclo repetitivo del inminente fin, es doloroso ver como transformas los bellos momentos, en oscuras pesadillas.

Cada acción estaba marcada por la ausencia, lo intentaba una y otra vez, no paraba de hacerlo, sí, muchas interrogantes me lastimaban, pero la vida era el mejor ejemplo del propio engaño a mí mismo, incapaz de hacerlo realidad, cada vez más enfermizo, pero bello en palabras e intenciones, ¿dónde puedo encontrarlo?

Después de una larga vida de “36 años”, hoy puedo mirar atrás, sí, lo he encontrado en mi interior, no afuera, mucho menos en alguien más, es el amor, sí, le ha dado sentido y forma a todo, la búsqueda ha terminado. 

Las acciones están en armonía con mis pensamientos, la vida fluye con el mundo que me rodea, cuando llega el ocaso del día me siento extraño, porque ya no experimento el vacío y la destrucción, no, nunca más. 

Juan M. Castro



No hay comentarios.: