«¿Por qué no
voltea a verme? Ya he hecho hasta lo imposible, pero me ignora, pareciese que quien
hace el menor esfuerzo se lleva a casa el mayor premio; estaba equivocado,
porque las conexiones reales van más
allá de lo físico», me platicaba esa noche entre copas y besos.
Es verdad que
algunos días son más especiales, pero cuando hablamos de lo esencial o lo
espiritual, todo cambia, pareciese que cada instante recobra su sentido y el propio
valor que le pertenece; no pretendamos poseer la plenitud de la dicha con los
objetos, sería actuar, vivir y procesar contrario a la propia naturaleza, pero
sí lo hacemos con las personas, hasta jugamos con sus vidas.
Dejar de amar es
muy posible, pero engañar, permitiendo que una definición lo empuje y lo conduzca
a la muerte, realmente es imperdonable.
Te quiero.
Juan M. Castro
No hay comentarios.:
Publicar un comentario