«¡Ya es suficiente! ¿No lo creés? Con frecuencia me digo
frente al espejo, lo repito desde hace muchos años sin encontrar un alivio
interior. Esa constante que bien puede ser producto de mi imaginación, pero
también pudiese que no, hay fundamentos para afirmar cualquiera de las dos».
Tristemente le hemos dado más valor a lo que vemos y
tocamos, a todo ello a lo que podemos conocer con facilidad sin mayores
riesgos, pero ¿acaso es verdad? La vida misma es un misterio, está llena de
preguntas sin respuestas inmediatas.
La constante de la inteligencia humana es el conocer,
pero al igual que un niño se guía con amor y buenos hábitos, de manera similar
es con la inteligencia, negar una realidad simplemente porque no puedo
acercarme “es demasiado animal”; la vida jamás será encerrada por el
raciocinio, sería entonces demasiado vulgar y simple.
«Necesidad de brillar como una gran estrella, mucho
dinero, poder y sexo cada vez que me gusta una persona», ¿Alguien sugiere algo
mejor? La vida sería o es entonces una decadencia, una proyección insaciable y
frustrante por la brevedad de la vida.
No necesitas abandonar tu estilo de vida, tan solo
reconoce tu miseria y reconoce quien es el único Señor de todo, entonces hasta
los mares se abrirán para que seas salvado.
Dios es una realidad, entonces ¿por qué hasta que estamos
frente a la muerte o los momentos más difíciles, nuestros pensamientos se
tornan a Él?
Te quiero.
Juan M. Castro
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