El tema acerca del matrimonio homosexual, indudablemente
debería de ir más allá, el debate acerca del tercer género “sexo”, porque de
otra manera los prejuicios sociales-religiosos estarán en la constante condena,
aunque legalmente sea permitido.
Los obispos mexicanos se han declarado en contra, quizá
desde una perspectiva cristiana-bíblica sí tengan algo de razón, pero
seguramente cambiará en el tiempo, en una mayor comprensión e interpretación de
las sagradas escrituras la postura cambia, recordemos que en otros siglos la
Iglesia se negaba a aceptar que el mundo fuera redondo y muchas más interpretaciones
erróneas, ya ha cambiado.
La comunidad homosexual también tiene una nueva
responsabilidad, la oportunidad que por tanto tiempo le fue negada y que hoy es
una realidad: el reconocimiento pleno y legal. El matrimonio es algo muy serio,
la adopción, el tener hijos muchísimo más, no corresponde a un capricho, un
deseo egoísta para satisfacción personal.
Las familia fundada por un hombre y una mujer, tampoco
han hecho bien las cosas, hay mucho por reprochar, quien piense lo contrario
que simplemente vea su propia familia.
En cada grupo de personas, incluyendo el eclesiástico,
los principios fundamentales se rompen y violan a cada instante, contradicen el
espíritu cristiano, quizá porque después de todo la respuesta a Dios es
completamente personal, no hay una regla de orientación sexual que marque la
pauta para comunicarte con Dios, el ESPÍRITU SANTO ilumina a quien quiere, a
quien lo pide y lo implora con un corazón humilde.
La comunidad homosexual sí es responsable en mucho de la
distorsionada imagen que tiene la sociedad de ella, ser homosexual no es ser una
parodia de la mujer, jamás, simplemente habla de una orientación, preferencia
en el gusto.
Las comunidades religiosas tendrán que aprender a
convivir con una sociedad más abierta y plural, no tienen otra opción.
Los obispos mexicanos no deberían de preocuparse tanto,
tienen de por sí mucho por hacer dentro de su casa, los temas de abuso sexual
de sus sacerdotes siguen encubiertos, eso también contradice las sagradas
escrituras, el tema de la homosexualidad dentro de la jerarquía católica
tampoco está permitido, sin embargo la Iglesia está llena de sacerdotes
homosexuales.
Nadie le está pidiendo a los obispos mexicanos que
bendigan a los matrimonios homosexuales, tan solo se trata de cordura,
coherencia y respeto social.
Ser homosexual no es una parodia de la mujer, quien sí lo
crea, entonces quizá no tenga la madurez para formar una familia.
Que Dios bendiga a México, que la violencia, la
corrupción y la impunidad lleguen a su fin, que la paz reine de nuevo es
nuestro querido pueblo.
Te quiero.
Juan M. Castro
No hay comentarios.:
Publicar un comentario