¿En dónde puedo encontrarte? Como una película, pareciera que soy
espectador de mi propia vida, carente de decisiones, tan solo siguiendo,
cargando aquello que permití que otros depositaran en mí. Estoy cansado de
vivir con ello, no me pertenece. Aún recuerdo aquel día, sé que nunca es tarde,
no debí de haberlo permitido, pero lo hice, entré a esa oscura cueva que me
definió, lo creí así hasta ayer.
¿Será posible hacerlo a un lado, para quitarme esas
costumbres? He escuchado que sí se puede, pero de no ser así, lo haría de igual
forma, ya no depende de un querer, es más una necesidad para poder vivir,
recuperar lo que abandoné, y ser entonces yo mismo.
Vivir, invadido por esos prejuicios que adopté, ha sido lo
peor, todo, esa tremenda diversidad, es lo más bello, más cuando no tiene
límites, ni obedece a una conciencia ajena, solo a mí. ¿En dónde puedo
encontrarte? Sí, es verdad, rompiendo el círculo repetitivo, con pequeños
pasos, pero más intensos cada vez, con mayor atrevimiento. Me sorprendo de mí,
soy más fuerte de lo que había pensado.
Me da risa, pareciera que fue ayer cuando dejé de vivir,
siento una gran inquietud por explorar, ya han pasado muchas décadas, cuando
estoy frente al espejo, recuerdo los primeros años, aquellos momentos en que todo
parecía ser diferente.
«Con una gran rapidez, el capítulo se terminó, el libro se
cerró, la historia se contó, pero la dicha de ser él mismo, nunca más permitió
que le fuera arrebatada, es curioso, se atrevió», pensó uno de ellos.
Juan M. Castro
No hay comentarios.:
Publicar un comentario