Es tanto lo que hoy se puede entender gracias a la
experiencia y sus métodos científicos, en apariencia diferente a otros tiempos
donde todas las verdades concebidas eran definidas, dando como resultado una sociedad
llena de supersticiones e ignorancia, ¿estaremos en la actualidad retornando a
este extremo? Creer tan solo por la objetividad de la ciencia, veo una
constancia racional que se hace más fuerte y una negativa a reconocer la
existencia de lo que está fuera de su comprensión.
Desde las primeras interrogantes frente a los desafíos de la
naturaleza y la constante presencia de la muerte, es como se originaron las grandes
e influyentes ideas que limitaron la vida y lo espiritual, creencias que hoy han
sido descodificadas, una tendencia que va más allá, anulando otras formas
igualmente reales, pero intangibles.
La pretensión del entendimiento y sus métodos han llegado
hasta las puertas de lo incomprensible, esa otra realidad que es espiritual. La
psicología, la antropología y la sociología en su afán del entendimiento del
comportamiento han logrado mucho, pero no han podido explicar ciertos hechos y
como consecuencia de su lógica los han negado, remplazando la verdad por una
definición contraria a su naturaleza, repercutiendo en la conciencia del hombre
al definirse a sí mismo.
¿Dónde se encuentra la forma para darle credibilidad a otras
verdades que escapan a la razón? ¿Acaso la ciencia tendrá la autoridad para
interpretar todas las manifestaciones de vida? Claro que no, ya que tampoco lo ha
podido hacer en su totalidad con la vida biológica, mucho menos con lo
espiritual, intentarlo no significa tener acceso a ella.
Mira con profundidad tus ojos frente al espejo, permite que
fluya lo que hay en ti, podrás encontrar mucho en tu interior, emociones mal
situadas que han venido alterando la naturaleza de tu persona, «Cuidado con las
palabras y gestos, tu pensamiento no lo pueden conocer ellos, pero sí figurarlo
cuando ya lo has decidido», me decía él esa noche.
¿En qué consiste la realidad? En algo indefinible para la
razón humana, una sucesión de formas de vida que va desde lo simple hasta lo
complejo, pero conectadas entre sí por lo inexplicable. Es mucho más de lo que
pretendemos creer, rebasa los límites del entendimiento y de la explicación
lógica, hay verdades que hemos logrado atrapar en la comprensión, pero lo
espiritual siempre escapa, tan solo la muerte nos une a esa realidad que tanto
influye en la vida diaria, pero que negamos quizá por el miedo a no saber
definirlo.
Nunca estás solo, cuando ciertas costumbres han logrado
cimbrar tu voluntad, entonces el pensamiento los atrae a cada instante,
materializando su influencia en tus acciones. Abrir puertas espirituales es lo
más simple, la llave tiene que ver con la pérdida del conocimiento que tienes
de ti y de los demás.
La inteligencia humana tiene una gran fuerza, es capaz de profundizar
todo, pero aún algunos seguimos creyendo que solo trasciende cuando está
acompañada de la oración, el perfecto estado que une con el creador.
Juan M. Castro
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