Existen momentos intensos que nos hacen experimentar el
placer como si fuera una eternidad, un constante ir y venir en la vida, pero
tristemente en el mismo círculo, sin ver más allá. La pretensión de poseer un
entendimiento más claro, con frecuencia nos lleva a fracturar y lastimar
aquellos con quienes pudimos haber vivido en armonía.
El amor no es suficiente, requiere entendimiento y humildad
para reconocer los propios errores, quizá entonces se torne más tolerante.
¿Acaso no te has dado cuenta que somos muy diferentes? Imposible de vivir
juntos más, no necesito de la constancia de tus regaños, día a día deseo estar
más distante de ti, no asesines por favor lo poco que aún nos mantiene unidos.
Era tan ingenua que creía que lo podía cambiar, pero no
alcanzaba a entender la fuerza de las costumbres, quizá él no era como sus
hermanos, pero tenía la misma semilla y aún existía la conversación con ellos.
¿Quién dijo que es suficiente con el amor y los buenos
sentimientos? No, no seas ten ingenua, no tienes más entendimiento que él, tan
solo son distintos y ahora incompatibles. ¿Quién dijo que con el matrimonio lo
conviertes en posesión tuya?
Cuando se comparten secretos tan íntimos y están unidos en
las costumbres, entonces es mejor que te hagas a un lado, no lo intentes, sí es
como sus hermanos, la pretensión de tu conocimiento jamás influirá, tan solo tu
insoportable constancia lo apartará de ti.
Amo la libertad, es mi más preciado tesoro, aquel que jamás
abandonaría por nadie, ¿el amor? Es lo más bello desde el inicio, un momento o
una eternidad que no asocio al sufrimiento o al sacrificio, mucho menos al
condicionamiento, «Tan solo se tú amor mío», le dije esa noche antes de hacer
el amor.
Juan M. Castro
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