martes, 3 de septiembre de 2013

Batalla final


¿Es posible vivir con intensidad la belleza de la vida, sin dejar de pensar en la muerte? A cada momento las circunstancias que existen en el mundo amenazan la tranquilidad de nuestro pequeño mundo o círculo familiar. El peligro y la destrucción más allá de la propia voluntad se convierten en una posibilidad, lo vemos con tristeza día a día en las vidas de otros.

El egoísmo encuentra su mejor morada en las propias justificaciones, un estilo de vida que hace olvidar al otro, aquel que nunca debió de ser ignorado, pero sucede con frecuencia y es asesinado, anularlo también es otra forma de matarlo.

Entonces el entusiasmo del esfuerzo es cuestionado, pero más en el último sentido de la vida, una emoción que lo trasciende todo, el aliento del espíritu humano que se alimenta solo del amor.

Muchos han sido asesinados, un grito interior silencioso, sí, es muy doloroso, pero seguirá sucediendo, quizá los siguientes seamos nosotros.

La humanidad se conmociona frente a los juegos de las mentes corruptas, tan solo nos lleva a mirar más allá de este mundo, sí, hay mucho más, realidades que adquieren muchos nombres y que han florecido en los corazones vacíos.

El comportamiento es consecuente de sus propios principios lógicos, pero más influye una emoción interior que se fortalece o muere en el tiempo, el amor.

La vida se ha convertido en una lucha, una guerra final ha resurgido, pero la realidad obliga a definirla como una batalla espiritual.

Juan M. Castro

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