Constantes situaciones me hacen cuestionar la vida diaria,
una de ellas es el matrimonio y los sentimientos que aparecen o se forman
atreves del tiempo.
Tiempo y espacio son las palabras que más escucho, aún así
no niegan el amor existente, pero tan delicadamente advertido, que realmente es
eso lo que vengo cuestionando.
¿En qué momento de la relación nacen los deseos de una
independencia temporal? El amor se puede tornar complicado cuando las
necesidades personales se dejan de escuchar a profundidad y con honestidad,
situaciones que quizá siempre estuvieron presentes.
«¡Shh…! No lo digas en voz alta, la estoy pasando muy bien,
a ella la amo, pero creo que necesito un tiempo, un espacio para mí mismo», me
dijo un conocido esa tarde.
Yo prefiero la lealtad, una incondicionalidad que nace con
una profunda comunicación, no con los anhelos, ¿acaso puedo prevenir el resto
de los sucesos? ¿Acaso soy tan ingenuo como para creer que esa calamidad no
puede tocar la puerta de mi casa?
Después de todos los discursos, aún sigo creyendo que cuando
amas realmente a una persona todo es distinto, lo es porque el perdón tiene
cabida.
Juan M. Castro
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