miércoles, 6 de abril de 2016

Padre Raymundo Lujano




Hace un par de días me sorprendió enterarme de la muerte de mi querido amigo Raymundo Lujano, me impactó mucho, ya que por su juventud no era algo que esperaba, sí, los automáticos al procesar lineamientos supuestamente lógicos.


¿Qué puedo decir de ti? Tuve la oportunidad de conocerlo, tratarlo como amigo en el inicio de mi seminario en 1991, consejos y advertencias del ambiente, ya que la libertad de una boca que expresa lo que siente, muy propio de mí, no es muy valorado allí.
Raymundo era un hombre de mente rápida y lógica, conocía con facilidad a las personas, así como los grupos sociales, pero como todos, tenía su propio claroscuro, quizá se debía a esas cosas que arrastramos de la infancia; aspectos dolorosos que a veces ensombrecen la propia realidad de adulto, hasta el límite desarrollar hábitos-adicciones que dañan la salud.   


Cuando lo conocí fue en unas misiones en Ojos Negros, formaba parte del grupo que él lideraba, me sorprendió la espontaneidad y profundidad con que me habló acerca de la iglesia, la vida y el seminario, me sentí aceptado, nos hicimos buenos amigos.
Lamento mucho tu partida, el dolor que viviste los últimos días. Gracias por permitirme conocerte, gracias mi querido amigo, hoy tú te has adelantado, mañana seremos nosotros.
Te quiero.
Juan M. Castro

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