miércoles, 31 de mayo de 2017

EL DESEO




¡En qué momento podrás entender que ella no forma parte de mi vida! Simplemente porque no lo deseo. Me gustaría que bajara del cielo un ángel y te lo explicara, que te dijera lo simple que es la vida, tanto que bien se puede resumir en “un deseo”, no hay que complicarlo entonces. 
Quizá la naturaleza del deseo no ha sido interpretada y vista en su totalidad, no olvidemos que es la antesala del compromiso, de la aceptación y la incondicionalidad.
Para la sanidad, madurez y la potencial relación, no se le puede imponer nada al deseo, dejémoslo libre, que interactúe con el tiempo, de lo contrario se convertirá en un capricho, entonces ya nada se podrá hacer.
El deseo es liberador, conduce a los primeros anhelos y es la fuerza de la verdad, el pilar de la voluntad que conduce al logro.


«Esa noche hacía mucho frío, el deseo estaba agonizando gracias a la imposición, una gran multitud estaba a las afueras del palacio, sostenían en sus manos velas, los mejores tiempos los habían vivido bajo el reinado del deseo. Sabían que si moría sería el final de todo.
Así sucedió, después de una larga agonía y con una lágrima murió. A primera hora de la mañana ascendió al trono el capricho, entonces todos fueron decapitados».
La moralidad, el tradicionalismo y la imposición, con frecuencia terminan con la armonía de la vida, entonces es la muerte del ambiente que hace florecer el conocimiento, sí, la libertad.
Te quiero.
Juan M. Castro

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