lunes, 25 de julio de 2016

¿Qué puedo decirte?




Cuando te acercas a mí me encanta, pero cuando te escucho hablar prefiero que te vayas, lamento mucho decir esto, ¿qué han hecho de ti? Quizá, quizá, ya me los has dicho muchas veces… pero sí es tu responsabilidad por no haber aprendido a cuestionar. Pagar consecuencias por la irresponsabilidad o ignorancia de otro es algo que realmente me molesta mucho.


¿Será posible ser honesto frente a mí mismo en medio de una sociedad tan influyente y enfocada en el materialismo? Hasta esas realidades sublimes como el amor, Dios y la fraternidad están expuestas a las interpretaciones, conceptos sobre la vida que se han afianzado en la historia y que están llenas de prejuicios.

En un tiempo, en mi ingenuidad a mucho renuncié para poder formar parte de un grupo, para ser normal, pero después de años he logrado entender que la normalidad no existe y los grupos no tienen una identidad propia, tan solo actúan bajo formas similares influenciadas por la pretensión.

Aunque el aislamiento no trae consigo nada positivo, pero ¡qué difícil es encontrar el equilibrio en la sociedad! La constante de lidiar con las formar determinadas por otros y que intentan imponerse de alguna forma.

La vida es mucho más de lo que creemos, los pensamientos, los deseos y las necesidades no pueden ser encerradas, si existe un problema, entonces el problema no es ser, es dejar de ser uno mismo.

Te quiero.
Juan M. Castro


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