Realmente que tiempos
tan difíciles, ser yo en medio del todo, ¿a quién serle fiel? A las demandas de
la sociedad, a un Dios manipulado por grupos religiosos corruptos o a mi
conciencia, una conciencia influenciada por todo esto y muchas aspectos más
propios de mi naturaleza.
Puedo percibir algo
de verdad, de auténtico, sí, lo puedo sentir, pero cuando me acerco me asusto,
entonces es clara la intervención humana, una fuerza demandante que sin
argumentos sólidos pretende cambiarlo todo, palabras a medias que engendran un
vacío en mi interior y que logran apartarme de la único que he intentado seguir
toda mi vida, desde la infancia: Dios.
Los hijos se
encuentran fuera de la casa paterna, regresarán un día, pero por mientras lo
han olvidado y niegan su existencia, ¡qué triste! ¿Qué sentido entonces puede
tener la vida cuando el espíritu no se alimenta?
La vida es hermosa,
pero perder el balance es lo más fácil, reencontrar el camino, no es tan
sencillo, la constancia fortalece y crea hábitos que casi determinan nuestra
vida, entonces la claridad de la conciencia casi muere.
Anoche salí a caminar
con mis perros, me encanta la tranquilidad, la oscuridad y el silencio de la
noche, pareciese que la gente ha desaparecido, tan solo se escucha el crujir de
las hojas de los árboles al pisarlas. Esta tranquilidad siempre me conduce a
pensamientos que me estimulan a escribir, me gusta compartir, en sencillo y
simple.
Te quiero.
Juan M. Castro