domingo, 6 de julio de 2014

Amigo mío





Algunos días quisiera no levantarme de la cama, ya que el cansancio de tanto pensar me agota inmediatamente, quizá sea esa parte de la irrealidad de la vida tan confusa cuando no te has envuelto en ella, como un sunami te lleva de manera contraria a lo que no quieres, aunque en el momento te llena de satisfacciones. 



Él sabe que lo amo, somos íntimos amigos, pero la fuerza de la locura de algunas decadas atrás lo envolvió y ahora lo está matando, dejándole tan poco tiempo, que mirar atrás tan solo le engendra vacío y tristeza. 


Retomar el sentido no significa olvidar el pasado, pero sí hay un sentimiento de melancolía que no se pierde, un instante de la vida que recuerda lo mucho que pudo haber significado, pero que ahora tendrá que retomar nuevas formas para poder sobrevivir, porque ya nada vuelve a ser igual.


Esa noche lloraba en mis brazos, pero su dolor tan solo me recordaba el mío, su frustracción frente a la terrible y dolorosa enfermedad tan solo significaba uno de mis más grandes temores; arrepentirme de un pasado que terminó ayer, como si todo hubiera sido un tiempo que nunca me perteneció.  



Llegado el momento frente a la verdad de los últimos días de vida, muchas emociones invaden, pero es más intenso cuando el arrepentimiento de un pasado terminó ayer. 


El reconocimiento de una verdad obliga a la renuncia, el arrepentimiento de una vida contraria al trágico momento que está consumiendo la existencia. 


Te recordaré siempre, pero más cuando estos días tan difíciles sean míos.


Te quiero

Juan M. Castro