martes, 30 de julio de 2013

Juan M. Castro: La confianza

Juan M. Castro: La confianza: Quizá confiar sea fácil para ti, pero no es así para todos, una hermosa actitud que permite ser, un acto con sentido común que no ...

La confianza




Quizá confiar sea fácil para ti, pero no es así para todos, una hermosa actitud que permite ser, un acto con sentido común que no intenta controlar, una palabra que no tiene fuerza frente a la decisión ya tomada, mucho menos derecho a cuestionar la libertad. 


La verdad es que nada permanece a la merced del deseo personal, por más sincero que sea. La historia del amor no está suspendido del aquel primer encuentro, no, hará frente día a día a las circunstancias, aquellas que lo afianzarán o lo debilitarán hasta terminarlo.    



El mayor placer del amor es la libertad, aquel que se vive sin temores y sin la pretensión del condicionamiento, ya que no existe la superioridad, tan solo interpretaciones distintas, quizá unas más reconocidas socialmente, pero sin tener más ventaja. 


Cuando eres honesto, con la palabra basta, sin necesidad de figurar más, pero cuando esa claridad y sinceridad aún no es una realidad, se hace muy difícil confiar.  No es posible vivir con plenitud cuando intentas controlarlo todo, por temor a confrontar los miedos, aquellos que pareces atraer. 


Aquella tarde frente a la ventana lloraba al verlo marcharse, era indescriptible el dolor que sentía, al principio no lo imaginó, pero con el tiempo lo fue figurando, aunque tenía la esperanza de que no sucediera, pero ya era demasiado tarde. 

Juan M. Castro

domingo, 28 de julio de 2013

Juan M. Castro: El tiempo

Juan M. Castro: El tiempo: Es verdad que con el tiempo vienen los frutos, pero “ SABER ESPERAR ”, sí es realmente sabio, prudente y básicamente se puedo lo...

El tiempo




Es verdad que con el tiempo vienen los frutos, pero “SABER ESPERAR”, sí es realmente sabio, prudente y básicamente se puedo lograr cualquier objetivo, no importando la naturaleza moral de la intención.  


Con frecuencia la desesperación nos hace estar actuando compulsivamente, que aunque con cierta validez, pero con el gran riesgo de lastimar o que la manipulación de otro revierta las palabras en una mentira hacia nosotros, creando una gran frustración, un acto bajo, pero común.  

Saber esperar, no solo es conocer o rectificar una verdad en el tiempo, quizá la mejor parte es la búsqueda y la madurez de la mejor decisión, aquella que en horas o días te permite evaluar un hecho o una persona frente a ti mismo, sin preocuparte de más.   

Busquemos en lo solitario la mejor respuesta, en lo que llega el tiempo para desvelar los hechos, realmente nada es mejor que afrontar las consecuencias con la mente despejada y con proyectos personales. 

Juan M. Castro 

jueves, 25 de julio de 2013

Juan M. Castro: Figuraciones

Juan M. Castro: Figuraciones: ¿Por qué será que el ser humano es tan complicado? Con frecuencia las figuraciones están por encima de la comunicación, lastimand...

Figuraciones




¿Por qué será que el ser humano es tan complicado? Con frecuencia las figuraciones están por encima de la comunicación, lastimando de esta forma los anhelos y a las personas. 

Se me ocurre pensar en la palabra “miedo”, quizá, pero cuando existe cierto conocimiento de los comportamientos, esos que no son difíciles de descifrar por la constancia, entonces pareciera que las figuraciones encuentran su mejor justificación.  



Las relaciones se pueden tornar desgarradoras, más cuando los círculos repetitivos de palabras llevan al arreglo del conflicto, simulando una armonía que volverá a fracturarse con los mismos argumentos.
Dejar de escuchar el interior también puede ser otro motivo, una negación de la realidad frente a la verdad deseada en el interior, esto entonces sí se hace complicado, pero tan solo es una prolongación que en su propio tiempo crea infelicidad. 

Esa noche estaba ella frente a la chimenea, parecía que gozaba de una gran tranquilidad, pero tan solo pensaba en él, aquello que pudo haber sido hermoso, pero que no lo fue. Las lágrimas corrían por su rostro, ¿será posible llorar por quien no quiere estar contigo? No lloraba por él, lo hacía al sentir aún sus anhelos, el intenso deseo de ser correspondida seguía vivo, pero ya estaba cansada.  

Es mentira que todo depende de nosotros, quizá lo único que sí, es el tiempo para permitirle entrar al corazón. 

Juan M. Castro

miércoles, 24 de julio de 2013

Juan M. Castro: Entre el ayer y el hoy

Juan M. Castro: Entre el ayer y el hoy: No soy seguidor del ya desaparecido actor y cantante Pedro Infante, pero llama con peculiaridad mi atención dos películas de este ...

Entre el ayer y el hoy




No soy seguidor del ya desaparecido actor y cantante Pedro Infante, pero llama con peculiaridad mi atención dos películas de este señor, “NOSOTROS LOS POBRES” y “USTEDES LOS RICOS”. Quizá en su época adquirían relevancia estos temas, por la forma tan dividida en que estaba la sociedad, no solo económica, también en educación y libertad de expresión.  



En la actualidad, aunque continúan existiendo los ricos y los pobres, pero es algo completamente distinto, ya que el sentido crítico no está adormecido como en otros tiempos, lo cual hace posible la justicia, así como la unidad que se traduce en una fuerza social, haciendo posible el reconocimiento de los derechos individuales. 

Quizá sea que el temor ha desaparecido ya, pero tal vez tan solo se ha disfrazado en exigencias sociales, sin tener gran relevancia en la vida diaria, en el trato personal, que es allí donde suceden los grandes impactos  que retornan a los erróneos conceptos que definen, que te hacen creer algo que no eres.   

Pareciese que hemos hecho nuestra una regla que aplicamos en los animales, el separarnos y distinguirnos por la pureza de raza y de apellido, quizá tan solo por la seguridad que hace experimentar el dinero o por complejos no confrontados aún en el interior. 

La fraternidad es lo más bello, donde el resto tan solo son instrumentos que hacen posible la capacidad de ser, no de acumular bienes que terminarán en el camino. El vacío interior continúa, ya es tiempo de mirar más allá, de desaparecer las fronteras de la división, que tan solo causan daño, una vibración que alcanza a generaciones completas. 

La violencia y la división son el mayor grito de la infelicidad, una oscuridad que crece sin poder parar, la frustración interior de no encontrar una salida en la vida, de sentirnos solos en medio de tanta gente. 

Juan M. Castro


martes, 23 de julio de 2013

Juan M. Castro: Padre "Nachito"

Juan M. Castro: Padre "Nachito": Sucedió en 1991, cuando tuve la oportunidad de conocer al padre “Nachito” en la parroquia de San José Obrero, en Ensenada. Entonces,...

Padre "Nachito"




  

Sucedió en 1991, cuando tuve la oportunidad de conocer al padre “Nachito” en la parroquia de San José Obrero, en Ensenada. Entonces, un tanto ingenuo y joven, nervioso en mi nuevo mundo eclesiástico, al que aspiraba pertenecer, me encontré con este sencillo hombre, completamente fuera del comportamiento protocolar, muy agradable persona.  



Con una enorme facilidad para acercarse a los jóvenes, es como terminó dirigiendo la pastoral juvenil de Ensenada, a veces un tanto criticado por su gusto por el baile, pero siempre un leal amigo, constante en su palabra. 

Muchos años atrás, tan solo un joven soñador e ilusionado, un gran trabajo por hacer, una extensa preparación para consagrarse, una respuesta generosa a Dios y a la Iglesia, traducida en su entrega a la comunidad, pero hoy se ha ido, sí, le han arrebatado la vida. 

Los últimos minutos de vida del padre “Nachito” estuvieron marcados por el dolor y la angustia, un hecho indignante, un final contrario a su ministerio, un acto invasor, injusto y criminal. Es mentira que como vives mueres, ya que él vivía para su comunidad, con su estilo propio hablaba de alguien, aquel a quien se había consagrado, Cristo.   

Una persona como tú, no debe de quedar en tan solo una estadística, no sería sensato, la voz de todos aquellos a quienes te dirigías, feligreses y amigos, deberán de levantar el estandarte de la lucha contra la violencia, ¡qué mejor forma de recordarte! Mi querido amigo.  

Lamento mucho que arrebataron tu vida, lamento el dolor, la angustia y el miedo que experimentaste en esos últimos momentos tan oscuros. Ahora estás en tu gran sueño, allí donde solo la voluntad de tu misericordioso señor, a quien te consagraste desde joven, lo hace posible todo. 

Juan M. Castro