«Cuando permites que conduzcan tu vida, tan solo te alejas de ti mismo, expones lo más sagrado, tus emociones, a la indulgencia de tu propio raciocinio manipulado, donde tan solo fluye de la manera más armoniosa la maldad, tu inteligencia moralizada destruyendo contradictoriamente tus propios anhelos», (Juan M. Castro).
domingo, 30 de junio de 2013
Juan M. Castro: Madre mía
Juan M. Castro: Madre mía: Mi querido amigo, sé que es doloroso ver a tu madre en su última lucha, cada minuto aproximándose a ese terrible momento, quizá e...
Madre mía
Mi querido amigo, sé que es doloroso ver a tu madre en su
última lucha, cada minuto aproximándose a
ese terrible momento, quizá el más temido por ti desde la infancia. Todo será distinto,
ya nada podrá ser igual, porque es un espacio que tan solo pertenece a ustedes
dos, un amor que ni la muerte podrá destruir, en eso radica la fuerza y la
seguridad que después estarás bien, sí, hoy no es ese tiempo, pero pronto
vendrá.
Interpretando el amor por Julieta, sí, tu madre
«Me duelen los ojos de tanto llorar, pero aún así, no dejo
de pensar en ti madre, imposible de olvidarlo, sí, aquellos tiempos, cuando
parecía que nada nos podía separar. Tu bella sonrisa, tu mirada tan fuerte, pero
un tanto ingenua, intentando entenderme sin renunciar a tus convicciones.
Cuando veía tu temor, cuando parecía que ya no podías más,
como un león me lanzaba para rescatarte y defenderte, no importando las más
altas consecuencias, lo sabes, siempre por ti sin dudarlo.
Tu voz sigue resonando en mi oído, aunque el invasor ya no
permite que me hables, parece que es más fuerte que yo, perdóname por no poder librarte
hoy de este maldito asesino, es un profundo y oscuro sentimiento que me lastima al ver como te destroza el cáncer.
Madre, tus ojos son
opacos, se te está yendo la vida amor mío, sí, esos hermosos ojos que siempre
me acompañaron desde niño ya no brillan. El invasor está por ganar la batalla,
es tu última lucha, verte así es lo peor que me ha pasado, ver tu carita, tus
manos sin movimiento, no, es imposible tolerar más, es horrible no poder hacer
algo, cuando siempre lo he hecho todo por ti.
Odio decirlo, pero espero que pronto partas madre, tu dolor
es muy grande, es mejor así, me dejas vacío, por un tiempo todo perderá el
sentido sin ti, pero tu amor, tu querer será mi fuerza, será lo que me permita
continuar el resto de mis días.
Gracias por ser mi madre, gracias mami, te extrañaré mucho, ¡mucho!
Mi vida contigo no concibe algo mejor, mi preciosa niña, te amo».
Mi querido amigo, te quiero, el amor siempre tiene un eco
más allá de esta vida.
Juan M. Castro
sábado, 22 de junio de 2013
Juan M. Castro: Entre el día y la noche
Juan M. Castro: Entre el día y la noche: Entre el bullicioso día y la silenciosa noche me siento como si fuera dos personas, pero bajo un mismo estímulo, el deseo de explorar l...
Entre el día y la noche
Entre el bullicioso día y la silenciosa noche me siento como
si fuera dos personas, pero bajo un mismo estímulo, el deseo de explorar la
libertad, sí, aquella que me lleva a una constante nueva tranquilidad, en un
diferente tiempo y lugar, quizá con un poco de dolor cuando recuerdo que mi
debilidad por entregarme sin condiciones siempre me ha llevado a lo trágico.
¿Se puede vivir sin confiar? Quizá algunos puedan decir sí,
pero yo no puedo, en todo caso opto por aislarme, pero cuando me enfado vuelvo
a confiar, pareciera un círculo repetitivo sin aprendizaje, quizá, pero sí
guardo algo, esa parte que pareciera ser más grande cada día.
Hoy es sábado, bebo una copa de vino tinto, pero prefiriera
hacerlo con mis amigos, no solo, pero ¿dónde están? Algunos andan viajando,
otros están en las distancias, bueno, entonces no puedo hacer nada.
Que tengas un intenso fin de semana, no olvides pasarla
bien, es lo mejor que podemos hacer, aunque estés solo como yo.
Juan M. Castro
miércoles, 19 de junio de 2013
Juan M. Castro: Los condenados
Juan M. Castro: Los condenados: Siguiendo la doctrina cristiana, parte de ella inspirada en las sagradas escrituras, me cuestiono entonces, ¿Quiénes son los conden...
Los condenados
Siguiendo la doctrina cristiana, parte de ella inspirada en
las sagradas escrituras, me cuestiono entonces, ¿Quiénes son los condenados,
después de esta vida? Claro, es un intento por entender más allá del
pensamiento popular-religioso, muchas veces expuesto a interpretaciones que
contradicen al Dios que Cristo llamó “Padre”.
No olvidemos algo, después de todo lo dicho en la vida, las
palabras tan solo palabras son, la forma de vivir es una respuesta frente al conocimiento adquirido
o lo que tan solo se repitió sin cuestionar.
Ayer, platicando con un amigo, surgió el tema de la
salvación del alma, así como el de la condenación, claro, bajo la
interpretación cristiana y las diferentes formas como lo presentan las
Iglesias. Yo le decía, «En todas las comunidades cristianas, incluyendo al
catolicismo, podemos encontrar grupos radicales, quizá la palabra correcta
sería “fanáticos”, (lo digo sin ánimo de insulto), es verdad que es una
constante en estos ambientes el hablar de la condenación, incluyendo en ciertas
dudosas apariciones marianas, donde pareciera que en los mensajes dados, la
mayor parte de la humanidad arderá en los infiernos», yo le decía.
Muy independiente del final de la conversación, me acosté
anoche pensando en esto y de la misma forma me levanté, por eso escribo al
respecto. Los límites entre la ficción y la realidad no siempre son claros, de
la misma forma, si utilizo el término “manipulación” por parte de las comunidades
religiosas, esto tampoco anula ciertas realidades, aunque ellos las interpreten
muy a su forma.
“La inteligencia humana”, sí mi querido amigo, es ella en
quien me refugio en última instancia, sí, antes de confiar en las palabras que
terminarán afectando mi vida, así lo que para muchos puede ser un sacrilegio,
para otros puede ser el tan solo cuestionar, para tener una mayor claridad y
entendimiento.
El pecado, interpretado y adaptado en las culturas, sin duda
adquiere matices diferentes, pero similares, formas que en su propia lengua llevan
al hombre a dividirse a sí mismo. La corrupción y la maldad en todos los
pueblos producen también lo mismo.
Las diferentes formas de comunicarnos con Dios y de vivir la
fe, sin duda es la mayor muestra de la pluralidad que lucha y convive en la intolerancia,
curiosamente frente al creador de la diversidad.
El egoísmo y la intolerancia, me lleva a pensar en dos grupos
humanos que bien los puedo representar en dos categorías:
1) El mundano: Que quizá viviendo de sus propias satisfacciones,
no ha tenido una experiencia real con Dios, pero no ha logrado encontrar quien
le hable de Él, sin juzgarlo y
etiquetarlo antes.
2) El fanático: Que creyendo conocer a Dios se cree
privilegiado y salvo, apartándose de los que considera pecadores, abrazando la
intolerancia, olvidando que en la última instancia, la salvación tan solo es una
gracia de Dios (voluntad de Dios) y no de los pobres méritos humanos que
pretenden alcanzar la divinidad.
Sé que estoy extendiendo mucho mi reflexión, pero considero
necesario explicarlo para sacar las telarañas que se formaron en mí en la
conversación de ayer. Utilizando a estos dos grupos humanos, que odio
catalogarlos de tal forma (mundanos-fanáticos), pero que resulta fácil para mi
explicación, es como se me hace ridículo e ignorante, así como en contra de los
mismos valores cristianos el estimular la división.
Quizá la mejor forma es
vivir la fe en el más humilde silencio, sabiendo que la voluntad de Dios tan
solo pertenece a Él, sabiendo que somos parte de su creación, que intentar
moralizar, es como entrar en la casa de tu amigo y criticar la decoración que
él mismo ha hecho en sus espacios, no sería prudente, de igual forma
compartimos este espacio tan diverso que tan solo tiene una firma, Dios.
El amor y la tolerancia sin duda seguirán permitiendo que
todo sea posible, donde la coherencia está en armonía con la razón, quizá sea
la mayor muestra de la fraternidad humana.
Juan M. Castro
martes, 18 de junio de 2013
Juan M. Castro: El último día
Juan M. Castro: El último día: Lo que muchos consideraban trágico, para ella no era así, no, ya estaba preparada, sabía que su hora había llegado, pero nadie lo hab...
El último día
Lo que muchos consideraban trágico, para ella no era así,
no, ya estaba preparada, sabía que su hora había llegado, pero nadie lo había
notado, sí, alguien está presente. Los hijos salían y entraban de la
habitación, pero ella estaba sola, una gran lucha interna, la fuerza del pensamiento
resistiendo para no dejar morir el cuerpo, «Tú puedes lograrlo, sé que no es
fácil, así como no lo fue tu vida», le susurraba al oído un ángel, pero ella
tan solo sentía paz en medio de los intensos dolores. «No estás sola, he sido
enviado para acompañarte en la gran travesía, sí, Él te espera», le seguía
hablando, mientras ella con esfuerzo sostenía la mirada en sus hijos, sus
amores.
Todo se desvanecía, una profunda tristeza la invadió, el
último suspiro, «Pude haberlo hecho mejor», dijo en su pensamiento, fue el final.
Un extraño sentimiento jamás experimentado le permitió comprender el momento,
tan solo les sonrió suavemente a sus hijos, lo último que pudo ver fue la presencia
del ángel con los brazos extendidos hacia ella, con una intensa mirada de amor
y entendimiento.
Nadie ya estaba presente, solo ella, pero alcanzó a escuchar
la voz de su hijo que la apretaba entre sus brazos, lloraba desesperadamente,
«No te detengas, él estará bien, lo veraz de nuevo y será para siempre, ya no
es tu vida, es de nuestro señor, debo de conducirte hacia Él», le dijo el ángel.
Ella se entregó, su travesía era larga, pero descansaba en
sus palabras, donde tan solo era consolada, eso permitía su liberación. El
ángel la preparaba para el encuentro con el creador, sí, el último tiempo
espiritual, permitiendo que la reconciliación consigo misma llegara por la
memoria, su pensamiento se expandía en el amor, el más perfecto perdón.
Juan M. Castro
lunes, 17 de junio de 2013
Juan M. Castro: Te amo
Juan M. Castro: Te amo: ¿Será posible amar de nuevo? Por mucho tiempo me cuestionaba, sobre todo en esos momentos tan intensos, cuando te niegas a estar sol...
Te amo
¿Será posible amar de nuevo? Por mucho tiempo me
cuestionaba, sobre todo en esos momentos tan intensos, cuando te niegas a estar
solo, sabiendo lo bello que es amar y darlo todo, sin importar nada, solo
dejarte llevar.
Con el frío, cuando es mejor estar en casa frente a la
chimenea, las interrogantes me invadían, los recuerdos fluían sin ser llamados,
quizá porque no quería disfrutar ese momento a solas. No tenía opción, recordé,
me alimenté del último momento, «Te amo», le había dicho mirándolo a los ojos,
estábamos abrazados, parecía perfecto, pero estaba yo solo frente al fuego
ahora.
El ayer ya no es posible, pero sí se puede amar de nuevo, lo
sé muy bien. Recuerdo aquel día, era ya muy tarde, cansado de no hacer nada,
conducía hacia la playa, el único rincón donde mejor puedo estar, pero llegué
antes a comprar una botella de vino. Me bajé del automóvil, con gran prisa
entré, pero todo cambió cuando escuché su voz, sí, se dirigió a mí, «¿Conoces
de vinos?», me preguntó con voz ronca, yo no estaba preparado, el resto ya es fácil
de imaginar, una voz que escucho ya todos los días y en todos los rincones de
mi casa.
Lo he encontrado, creo que todo llega a mi vida de esa
manera, inesperadamente. No en las grandes fiestas, no en las importantes
reuniones donde encontraba gente muy
interesante, pero nada para mí. Sucede con frecuencia en mi vida, en los
lugares más simples y menos pensados, cuando los pensamientos ni tan siquiera pueden
advertirme, pasa, es por eso que no me gusta lo planeado.
Te amo, quiero que esta vez sea para siempre, con esa fuerza
quiero que iniciemos, el pasado no significa nada, ayer tuvo un valor, pero hoy
somos tú y yo, sí, siempre que los dos queramos.
Juan M. Castro
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