viernes, 31 de mayo de 2013

Juan M. Castro: Cosas de la vida

Juan M. Castro: Cosas de la vida: En la vida diaria, con tantas personas a mi alrededor, es difícil responder en el momento, sin embargo, en mi círculo más íntimo, es ...

Cosas de la vida



En la vida diaria, con tantas personas a mi alrededor, es difícil responder en el momento, sin embargo, en mi círculo más íntimo, es mucho más difícil hacerlo, quizá tenga que ver con las expectativas, aquello que espero y esperan de mí. 

Cada intento por un real acercamiento, termina por hacerme experimentar una gran desilusión. No acostumbro construir castillos sobre arena, por lo tanto soy más comprensivo, pero quizá debería de ser igual para conmigo.  


Entre más me relaciono, más fuerte es mi deseo de vivir con mis perros, sí, solos en una pequeña cabaña frente a la mar. La constante de la superficialidad, de la supuesta amistad disfrazada más en un beneficio propio, es algo que no dejo de ver, me cansa mucho, me empuja a llegar a mi casa temprano. 

Si tienes un amigo, no condiciones la relación, no, nunca lo hagas. A veces los días son oscuros, sí, se han hecho una triste constancia, pero será diferente, mejor, lo sé porque así lo quiero. 

Gracias por seguirme, por acompañarme en mis letras. 

Juan M. Castro

martes, 28 de mayo de 2013

Juan M. Castro: La búsqueda

Juan M. Castro: La búsqueda: ¿Dónde puedo encontrarte? Hay tanto que quisiera contarte, todos esos años en una constante  e intensa búsqueda, quizá fue lo más h...

La búsqueda



¿Dónde puedo encontrarte?
Hay tanto que quisiera contarte, todos esos años en una constante  e intensa búsqueda, quizá fue lo más honesto de mi parte, hasta que lo encontré, sí, por décadas los responsabilicé, en medio de mi oscuridad les preguntaba lo mismo, pero sin lograrlo, «¿Dónde puedo encontrarlo?». 
 
Lo busqué en todo lo que se presentaba, entrando en un círculo negro y profundo, quizá con satisfacciones, pero tan etéreo, que con el ocaso de cada día el vacío resurgía con mayor fuerza. En eso que muchos buscan, creyendo que lo da todo, yo también lo tuve, quizá demasiado, lo aproveché en la más perfecta sintonía con mi personalidad y  necesidades, pero no era suficiente para saciarlo, lo perdía con frecuencia, era mi constante, ¿dónde puedo encontrarlo?  


Como una maldición, lo más bello moría, sí, necesitaba desesperadamente algo para retenerlo, pero como no lo conocía, no sabía donde encontrarlo. Construir y llenarme de esperanza, para después destruirlo, era lo más terrible que me estaba sucediendo, un sufrir de muchas maneras el mismo dolor, algo que no dejaba de suceder y a lo que me estaba acostumbrando. Mis pensamientos empezaron a incorporarse en el ciclo repetitivo del inminente fin, es doloroso ver como transformas los bellos momentos, en oscuras pesadillas.

Cada acción estaba marcada por la ausencia, lo intentaba una y otra vez, no paraba de hacerlo, sí, muchas interrogantes me lastimaban, pero la vida era el mejor ejemplo del propio engaño a mí mismo, incapaz de hacerlo realidad, cada vez más enfermizo, pero bello en palabras e intenciones, ¿dónde puedo encontrarlo?

Después de una larga vida de “36 años”, hoy puedo mirar atrás, sí, lo he encontrado en mi interior, no afuera, mucho menos en alguien más, es el amor, sí, le ha dado sentido y forma a todo, la búsqueda ha terminado. 

Las acciones están en armonía con mis pensamientos, la vida fluye con el mundo que me rodea, cuando llega el ocaso del día me siento extraño, porque ya no experimento el vacío y la destrucción, no, nunca más. 

Juan M. Castro



lunes, 27 de mayo de 2013

Juan M. Castro: Las exigencias

Juan M. Castro: Las exigencias: La exigencia, esa constante de vivir en grupo, con frecuencia me lleva a olvidarme de mí mismo, a brincar lo que realmente busco, por a...

Las exigencias


La exigencia, esa constante de vivir en grupo, con frecuencia me lleva a olvidarme de mí mismo, a brincar lo que realmente busco, por algo secundario, productivo quizá, pero sin trascendencia, tan solo una gratificación que funciona como un pasaporte temporal. 

Las exigencias me llevan al estrés, a veces a una neurosis, sobre todo cuando me dejo llevar, olvidando lo que realmente busco, por lo regular contradice la opinión común.  



En mi afán de no caer en el pasado, un tiempo en que viví como ellos me interpretaban, me polarizo, viviendo sencillamente bajo las reglas de un pequeño mundo creado por mí, pero sí, en una sencilla y verdadera armonía. 

No soy una luz para otros, tan solo me gusta compartir mis sentimientos, así como las vivencias y lo que he desarrollado en ellas, tengo mucho por decir, quizá demasiado, no me averguenzo de hacerlo, mucho no pertenece a mí, lo aprendí de ellos, pero ya no es parte de mi vida, tan solo de mi memoria. 

Muchas de mis acciones tan solo fueron una respuesta desesperada para no morir, en un momento oscuro, donde crees que has sido abandonado y no encuentras en quien sostenerte, es algo que queda presente, de vez en cuando soy asaltado intensamente por esos recuerdos de orfandad. 

Nunca te olvides de ti mismo, porque entonces ellos te lastimarán profundamente. 

Gracias por seguirme, leerme y estar conmigo. 

Juan M. Castro

domingo, 26 de mayo de 2013

Juan M. Castro: AYER Y HOY

Juan M. Castro: AYER Y HOY: A veces me siento desesperado, los años no dejan de correr, hoy mis pensamientos tienen que compactarse para elegir lo mejor, un futu...

AYER Y HOY



A veces me siento desesperado, los años no dejan de correr, hoy mis pensamientos tienen que compactarse para elegir lo mejor, un futuro corto e incierto frente a un pasado intenso que se ha llevado no lo mejor de mí, pero sí mis años, las tantas opciones que tenía ya no están en armonía con mi edad, esto no me gusta. 
 
No considero sabio lamentarme, pero intentar retomar mi vida con la misma perspectiva, sería el más grande error, quizá peor que las indecisiones de mi juventud. Un nuevo sentido, sí, que esté en armonía con los tiempos y mi forma de procesar, aunque tenga que lidiar el que no encaje con el pensamiento social, donde todo sigue un mismo e irreal curso.  



Mi vida, en el mayor de los casos, ha estado guiada por mi manera de interpretar, que quizá sea bueno, pero el no acudir a las reservas de la experiencia de otros, me ha hecho perder mucho tiempo  buscando solucionar lo sencillo. 

Ya nada puede ser como antes, como lo fue en otro momento, esto lo lamento mucho. Algunas veces, hago todo a un lado, me acerco, pero debo de confesar, que, en cuando profundizo un poco más allá de lo superficial, me asusto de las inconsistencias y de los repetitivos comportamientos sociales, entonces regreso a mí, con mayor intensidad a reforzar mi mundo.  
 
Ayer logré abrir una ventana de mi vida, esto permitirá que las cosas fluyan más armoniosamente, aprender que no todo está dentro de mi control, como siempre lo creí, aunque entendía que era parte de mi sobrevivencia, un pasado que no lo elegí, un tiempo que nunca pudo oscurecer mi vida, pero sí me llevó a tomar las peores decisiones. 

Hoy pienso en mí, pero más tarde pensaré en ti, no somos diferentes en nada, 
aunque ellos digan que sí. 

Juan M. Castro

sábado, 25 de mayo de 2013

Juan M. Castro: La última lucha

Juan M. Castro: La última lucha: La muerte de los prejuicios, una gran lucha personal, donde la fuerza de la verdad permitirá vivir con realidad, la aniquilación d...

La última lucha



                                         

La muerte de los prejuicios, una gran lucha personal, donde la fuerza de la verdad permitirá vivir con realidad, la aniquilación del miedo y la culpa, por una simple, pero profunda  vida que no se volverá a remplazar  por principios contradictorios entre sí, que ya han causado gran división interna. 

Recuerdo aún esa noche, bebían en copas rebosando de sangre, se alimentaban de sus propios crímenes, pero habían cometido el error de dejar algunos testigos, la verdad es que siempre quedan, pero cada vez es más fuerte la voz y menos el temor.  



También yo bebí esa noche, de hecho lo hice por una década, bailaba desnudo con ellos bajo la luz de la luna, transpiraba al olor de la muerte, durante el día alzaba los brazos con gran solemnidad, con una  sonrisa magnética me convertía en el centro, pero lo desplazaba a él. 

Entre la realidad  y las figuraciones de la ficción, de la forma más trágica terminé de manera incomprensible fuera del camino, un tiempo desolador, pero liberador. 

La última lucha interna, entre el sentido y el pasado, dos realidades vivas en mi memoria. A veces despierto en la noche, tengo la sensación de que aún participo con ellos, sigo sintiendo correr la sangre por mis labios, pero no la veo, entonces desesperadamente abro la ventana de mi habitación, respiro profundamente y me tranquilizo. 

Cuando permites que conduzcan tu vida, tan solo te alejas de ti mismo, expones lo más sagrado, tus emociones a la indulgencia de tu propio raciocinio manipulado, donde tan solo fluye de la manera más armoniosa la maldad, tu inteligencia moralizada destruyendo contradictoriamente tus propios anhelos. 

 En las tardes, frente a la mar, desde lo alto contemplo el atardecer, mis perros caminan a mi lado, pareciera que he vivido muchos años, pero no, quizá tan solo tengo poco conmigo, donde la soledad me ha hecho reencontrarme con el sentido.



Un corazón marcado, una memoria 
entre el ayer y hoy. 

Juan M. Castro