domingo, 21 de julio de 2013

Un poco más allá


Los días pasan, pareciese que en mi contra, ya que siento la necesidad de más tiempo para poder al menos sentarme a pensar libremente sin preocuparme, pero sí, es posible hacerlo, ya que lo esencial está fuera del reloj.  



Esa mañana todo fue diferente cuando abrí los ojos, aunque todo seguía en su mismo sitio, pero el sentido ya era otro, quizá tan solo pudiese decir que no me afectaba el hacer, más el ser, como una gran fuerza interior que me hacía ver más allá de lo material y de las necesidades emocionales. Ellos me enseñaron mal lo que es el sentido de la vida, creo que siempre lo entendí, pero lo callé por confiar en sus palabras, aquellas que pretendían  ser mi luz. 

Brinco de la cama, abro la puerta para que mis perritos salgan, los observo desde la ventana, en una perfecta armonía cada uno de los cuatro hacen lo mismo, pareciesen que se alimentan de la frescura de la mañana, en la sabia y perfecta naturaleza. 

Con mi té de menta en la mano, intento finalizar los detalles para salir de casa, sí, como cada mañana, pensando en hacer algo distinto, ya que los círculos repetitivos me causan depresión, algo que cuido mucho, pero inevitable algunas veces. 

En mi constante búsqueda he querido tener una clara consciencia de mí, de Dios y de las personas que me rodean, es triste vivir de manera contraria, permitiendo que el egoísmo lo destruya todo. Nada realmente es mío, nadie me pertenece, tan solo encuentros y medios, situaciones que en la constancia del esfuerzo se han logrado obtener, pero eso no habla de lo esencial, quedarán en el camino. 

Libertad, sí, eso es lo que grita mi interior, llegará finalmente al concluir esta hermosa vida que en la voluntad del ser más perfecto me permitió experimentar. Todo permanecerá, pero yo partiré, suspendido en el silencio, como aquella noche cuando dormía, no supe lo que sucedió a mi alrededor. 

Juan M. Castro

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