martes, 30 de julio de 2013

La confianza




Quizá confiar sea fácil para ti, pero no es así para todos, una hermosa actitud que permite ser, un acto con sentido común que no intenta controlar, una palabra que no tiene fuerza frente a la decisión ya tomada, mucho menos derecho a cuestionar la libertad. 


La verdad es que nada permanece a la merced del deseo personal, por más sincero que sea. La historia del amor no está suspendido del aquel primer encuentro, no, hará frente día a día a las circunstancias, aquellas que lo afianzarán o lo debilitarán hasta terminarlo.    



El mayor placer del amor es la libertad, aquel que se vive sin temores y sin la pretensión del condicionamiento, ya que no existe la superioridad, tan solo interpretaciones distintas, quizá unas más reconocidas socialmente, pero sin tener más ventaja. 


Cuando eres honesto, con la palabra basta, sin necesidad de figurar más, pero cuando esa claridad y sinceridad aún no es una realidad, se hace muy difícil confiar.  No es posible vivir con plenitud cuando intentas controlarlo todo, por temor a confrontar los miedos, aquellos que pareces atraer. 


Aquella tarde frente a la ventana lloraba al verlo marcharse, era indescriptible el dolor que sentía, al principio no lo imaginó, pero con el tiempo lo fue figurando, aunque tenía la esperanza de que no sucediera, pero ya era demasiado tarde. 

Juan M. Castro

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