Una vez más, pareciese que es una fuerza que me posee, donde
por un instante toda mi persona recobra un nuevo sentido, quizá tan solo sea un
segundo, pero suficiente para conocer la diferencia entre la constancia y esa
pequeña chispa de excepción.
Anoche caminando con mis perros en medio de la oscuridad,
donde tan solo escuchaba el crujir de las hojas de los árboles al pisarlas, sin
pensarlo, pero quizá sí desearlo inconscientemente, fui de nuevo poseído por la
locura, los solté y corrí con gran intensidad, sin poder ellos alcanzarme.
La vida es breve y caprichosa, no es verdad que tenemos el
control sobre ella, quizá sí sobre la cuenta bancaria, pero no sobre la vida
misma, incluyendo la continua respuesta del amor, que puede dejar de responder,
en apariencia quedando solos. Sí, los comportamientos que estimulan a un ser
humano pueden cambiar una vez que el reconocimiento confronta lo cotidiano,
claro, cuando queda un gran margen sin cubrir, consecuencias por vivir de la
apariencia.
¿El amor? Sí, está en mi vida. En algunos momentos el
desánimo rodea mi casa, donde mis pobres pensamientos interactúan con las
palabras de otros, apoyadas por la multitud social, creando dudas en algunos
momentos, haciendo así frente a la definición, pero en constante renovación de
los conceptos de mi vida, entonces suelto a mis perros y corro, nunca permito
ser alcanzado por ellos.
Gracias por leer mis pensamientos, por estar allí, gracias
mi querido amigo.
Juan M. Castro
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