sábado, 13 de julio de 2013

Corre, corre amigo



Una vez más, pareciese que es una fuerza que me posee, donde por un instante toda mi persona recobra un nuevo sentido, quizá tan solo sea un segundo, pero suficiente para conocer la diferencia entre la constancia y esa pequeña chispa de excepción. 


Anoche caminando con mis perros en medio de la oscuridad, donde tan solo escuchaba el crujir de las hojas de los árboles al pisarlas, sin pensarlo, pero quizá sí desearlo inconscientemente, fui de nuevo poseído por la locura, los solté y corrí con gran intensidad, sin poder ellos alcanzarme. 

La vida es breve y caprichosa, no es verdad que tenemos el control sobre ella, quizá sí sobre la cuenta bancaria, pero no sobre la vida misma, incluyendo la continua respuesta del amor, que puede dejar de responder, en apariencia quedando solos. Sí, los comportamientos que estimulan a un ser humano pueden cambiar una vez que el reconocimiento confronta lo cotidiano, claro, cuando queda un gran margen sin cubrir, consecuencias por vivir de la apariencia. 

¿El amor? Sí, está en mi vida. En algunos momentos el desánimo rodea mi casa, donde mis pobres pensamientos interactúan con las palabras de otros, apoyadas por la multitud social, creando dudas en algunos momentos, haciendo así frente a la definición, pero en constante renovación de los conceptos de mi vida, entonces suelto a mis perros y corro, nunca permito ser alcanzado por ellos.   

Gracias por leer mis pensamientos, por estar allí, gracias mi querido amigo. 

Juan M. Castro

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